3 de julio de 2019

¿DIAGNÓSTICOS O HISTORIAS?

Todo el mundo tiene miedo de hablar de TDAH, el diagnóstico de moda.
Y es que hasta el mismo gobierno de la Junta de Andalucía,
censuró a un neurólogo que quiso dar conferencia para ponerlo en duda.
Yo no tengo miedo porque hablo desde la ingenuidad del que no sabe de nada,
pues sólo soy un maestro que llevo, eso sí, muchos niños a mi espalda.
Seguro que existen infantes que el cerebro se les va y no pueden controlar.
No lo niego. Los he disfrutado y sufrido como el que más.
Lo que yo sí me planteo es si este famoso diagnóstico no es diagnóstico a mitad.
Me explico.
Que se mueven no hay dudas.
Que no soportan, cinco horas, sentados en una silla, lo he constatado mil veces.
Que se evaden si les habla de ciencias o matemáticas, lo constato.  
Que están en otro lado, evidente.
Pero el susodicho diagnóstico no ha recorrido el camino,
porque describe conductas y no se adentra en las causas que están detrás.
Esto sí que estoy seguro. Que las causas son diversas.
¿Cómo puede ser, que un chico con 4 años,
que presencia el maltrato de su padre a su madre, no esté inquieto?.
Pues con la firma de un neurólogo he visto yo el diagnóstico susodicho a este chico.
No tuvo que hacer prueba alguna, sólo preguntar a la madre que si el niño se movía.
Pues claro que se movía, a bocados yo estaría.
Otro caso que he vivido es de un chico con sus padres separados,
juntos ambos con sendas nuevas parejas, que hijos nuevos han traído.
que no sabe si llamarlos hermanastros o es demasiado para bebés tan pequeños,
que cada cual reside en ciudades diferentes,
y que cada pocos días tiene distinta cama, por la custodia compartida.
¿Y queremos los adultos que atiendan cuando explicamos
los grados del adjetivo, los verbos o los problemas?.
Tengo más casos curiosos, y con la iglesia topamos,
pues son coles religiosos, que tienen la mano ancha para diagnosticar TDHA.
Y es que hay que estar muy quietos, como si en misa estuvieras.
¡Y quien se mueva, diagnóstico!,
que ha pasado ya la época de quemarlos en la hoguera o mandarles penitencia.
Que nadie ose acusarme de criticar el TDAH, pues de eso yo no sé.
Sólo quiero defender cada uno de los casos que yo conozco muy bien.
Y que venga alguien a decirme, si es mejor dar anfetas,
para tapar las vergüenzas de tantas desavenencias.
 

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