25 de mayo de 2014

CAJAS PSICOMÁGICAS

En la conferencia inaugural de la VI Jornadas de Educación Infantil de la Axarquía, Jurjo Torres, catedrático de la Universidad de La Coruña, realizó un exhaustivo y magnífico análisis crítico de los libros de textos.
A continuación, en los talleres que impartimos los maestros y maestras sobre nuestra práctica docente, era necesario dar alternativas válidas para sustituir a ese salvavidas que el mercado nos ofrece cada curso escolar para acometer la complejidad de la tarea educativa.
En el taller “Actividades psicomágicas” presenté una caja de zapatos como una alternativa innovadora al libro de texto. La abrí con parsimonia y todas las personas asistentes al taller esperaban ansiosas el secreto que guardaba en su interior. Una desilusión inundó la sala: "está vacía".
El taller versó sobre la riqueza que ofrece una caja de cartón como elemento psicomágico con múltiples posibilidades educativas. La caja no estaba vacía, tenía un hueco y, por tanto, estaba llena de posibilidades.
Comenzamos por dar las gracias a Alejandro Jodorowsky por el concepto de psicomagia, porque nos servía para explicar los acontecimientos asombrosos que, a veces, se producen en el aula. Según este autor, la psicomagia es un acto creativo con carácter terapéutico. Es un acto mágico que produce cambios saludables y educativos en lo psíquico.
Son muchos los actos psicomágicos que acontecen en el aula: rituales psicomágicos, objetos picomágicos, actos psicomágicos, espacios psicomágicos, momentos psicomágicos, cuentos y canciones psicomágicos, linterna mágica para lecturas mágicas. Un patio psicomágico es el que tiene chinos, tierra, agua, plantas y bichos porque conecta con la esencia de la infancia. La asamblea es un ritual psicomágico porque genera construcción de conocimiento y creación de identidades sociales en el alumnado.
En el taller realizamos experiencias psicomágicas, con canciones, poesías y experiencias vitales. Experimentamos una actividad psicomágica como “El libro de los amigos y amigas del cole”, en el que abrazamos a una compañera con los ojos vendados para que sintiera el cariño de los demás. Todo se inundaba de la emoción necesaria en cualquier acto psicomágico. El itinerario psicomágico pasa por el cuerpo y la emoción, luego el lenguaje y el pensamiento y, por último, la expresión gráfica y artística como vehículo de comunicación.
Un montón de cajas y juego libre dan lugar a un sinfín de actividades, porque una caja no es una caja en manos de la infancia, sino una posibilidad. Una caja vacía es un contenedor, un lugar para llenar, un sitio donde albergar, un habitáculo para habitar.
Una caja vacía nos habla de nuestros huecos, de nuestras lagunas, de nuestras carencias, de nuestros deseos, de nuestro interior,… de nuestra alma. Una caja vacía es un reto, un desafío. Una caja vacía nos desestabiliza, nos crea incertidumbre, nos produce desasosiego,… nos pone en juego. Una caja vacía nos rememora al principio y al fin, al seno materno, la primera caja, y a la muerte, la última caja que habitaremos.
A continuación vimos cajas vividas en mi aula: cajas de bichos, cajas de plantas, cajas para gusanos de seda y mariposas, cajas de luz, cajas para calcar, cajas sorpresas, cajas de músicas, cajas de zapatos,... un sinfín de cajas. El ordenador del aula no es más que una caja que nos ofrece infinidad de información. La tele de mi aula deja de ser la caja tonta para convertirse en una caja en la que hacemos teatro y nos sentimos protagonistas.
La caja es una alternativa posible al libro de texto porque la usamos en el tiempo libre en actividades diversas, en los cuentos y en los proyectos. Y en el aula aparecen cajas de música, cajas de tesoros, cajas de luz, cajas de secreto, cajas de recuerdo, cajas de vida..., incluso, cajas de Pandora.
Expuse experiencias vividas en mi aula sobre trabajos realizados con cajas. Como el cueto “Los tres osos”, en el que una caja se convierte en la casa de Ricito de Oro y se decora y llena de muebles de papel. También vimos el cuento de Paco Abril “Sois vosotros los Reyes Magos”, en el que aparece una caja mágica en el que guardar las tristezas: “Abre caja, mete pena, cierra caja y quita pena. También en el cuento “El pájaro del alma” trabajamos con cajas psicomágica. Porque el alma está compuesto de cajas para cada sentimiento. Hay una caja para la alegría y otra para la tristeza, una caja para el amor y otra para el enfado, una caja para los secretos y otra para el odio. Y el cuento nos enseña que debemos aprender a abrir o cerrar las cajas de nuestros sentimientos para que no se nos derrame las emociones  por todo el cuerpo sin nuestro permiso.  
Por último, presentamos “La historia de mi vida”, un proyecto para el desarrollo de la identidad. En una caja de zapato, con la colaboración de la familia, metemos todos los elementos importantes de nuestras vidas: los zapatitos de pequeño, el chupete,  una foto de bebé, las ecografías y hasta un cordón umbilical van apareciendo en el aula como nuestros mayores tesoros. Y el aula se va llenando de una veintena de historias mientras que el alumnado se va narrando y construyendo su identidad.
Reflexionamos sobre el aprendizaje que se produce con las cajas trabajadas y vimos que: el cerebro es moldeable por el pensamiento y las emociones y somos, en última instancia, los escultores de nuestro cerebro.
Y concluimos que una caja no es una caja, que una caja vacía nos invita a un sinfín de posibilidades, porque una caja es un elemento psicomágico. Por ello es necesario, y casi imprescindible, tener a mano, en el aula, una caja vacía.

Cristóbal Gómez Mayorga
VI Jornadas de Educación Infantil  de La Axarquía.

7 de mayo de 2014

PERSONAS DE TIERRA Y AGUA

PERSONAS DE TIERRA Y AGUA
Documentación sobre actividades libres en un patio de infantil
1.- Prejuicios.
Solemos actuar a partir de pensamientos estereotipados que hemos construidos socialmente y que no siempre coincide con la realidad.
Estamos cargados de prejuicios, que pocas veces son verdad, pero que nos hacen actuar conforme a ellos. Sólo la observación sobre la práctica  puede desmontarlos, a partir de un análisis exhaustivo y una reflexión compartida de los educadores.
Prejuicio 1. Son muchas las voces que argumenta que en el patio de infantil no puede haber un jardín porque los niños no lo cuidan y acaban destrozándolo todo. Este pensamiento es un prejuicio generalizado, que acaba paralizando cualquier iniciativa en la creación de un jardín o de cualquier otra actividad.
Prejuicio 2. Otro prejuicio que suele existir es que los niños y niñas con problemas de comportamiento son los primeros que romperán cualquier actividad novedosa que se realice.
2. Diseño de la tarea
Algunas clases de infantil han plantado flores en el patio. Las plantas vinieron de casa o las vieron brotar en semilleros que mimaron en el aula. En alguna clase incluso vino un abuelo jardinero a enseñarnos a plantar.

Lógicamente, fue entusiasta la atención y participación de los niños y niñas que plantaron en su patio de juego. Ahora quedaba comprobar que durante los recreos, en el tiempo libre, las plantas fueran respetadas. Y es ahí cuando se rompieron nuestros prejuicios.

3. Rompiendo prejuicio 1

Curiosamente, en contra de nuestras expectativas, después de un tiempo de observación comprobamos que algunos chicos y chicas se acercaron a cuidar las plantas. Unos estuvieron regándolas, otros quitando chinos de alrededor, quizás para que no tropezaran al crecer, otros simplemente observándolas. Se había echado por tierra el primer prejuicio. Comprobamos que cuando los chicos y chicas son protagonistas de la construcción de su jardín, cuando lo hace suyo, lo cuidan y lo respeta. No hay más que observar las caras de entusiasmo y la atención con que observan las plantas.


4. Rompiendo prejuicio 2
Después de un tiempo de observación detectamos que la mayoría de los chicos y chicas que cuidan las plantas y que se pasan todo el recreo regando con un vasito lo sembrado son, sorprendentemente, algunos chicos y chicas que presentan ciertas conductas no deseadas en clase.

Curiosamente,  detectamos chicos y chicas de todas los cursos de infantil, pero que mayoritariamente eran personas con problemas para estar sentado en el aula, para atender durante mucho tiempo, que tenían comportamientos inadecuados, que se mostraban impulsivos, desafiantes o desatentos en muchas ocasiones.


5. A modo de conclusión
Reflexionando sobre la cuestión comenzamos a pensar que existe una tipología de personas dentro del aula, que a veces diagnosticamos de hiperactivos, desatentos, desafiantes, o con problemas de conductas, y que en el patio se muestran atentos, cuidadosos, responsables, cariñosos, sociables y muy interesados por actividades de tierra y de agua.
Pensamos que, en estas edades tan tempranas, es necesario que la infancia salga de esas aulas tan académicas, con tantas actividades de papel, y vuelvan a donde tradicionalmente estuvieron y de donde nunca debieron de haber salido, el campo, el jardín, la tierra y el agua. Porque a estas edades aún necesitan de actividades al aire libre para completar su desarrollo integral de forma saludable.

Es por ello que, sin pretensión científica, ni estadística ninguna, convenimos en llamar a estos niños, a estas niñas, personas de tierra y agua.
Es por ello que intuimos que la observación directa, la reflexión compartida y la documentación de las actividades diarias del alumnado son las mejores formas de perfeccionamiento, de investigación y de ruptura de prejuicios.

Cristóbal Gómez Mayorga, primavera de 2014
Especialista en Pedagogía Terapéutica

C.E.I.P. EL ROMERAL  (Vélez-Málaga)