14 de abril de 2019

VERBOS QUE CREAN REALIDADES

Es sabido que el lenguaje crea pensamiento, pero no sólo. Las palabras pueden, también, cambiar realidades. Es necesario, por tanto, modificar los nombres para mejorar la existencia.
Empecemos por nuestra profesión: Maestros Especialistas en Pedagogía Terapéutica. Comenzamos mal. La denominación está determinando la acción que realizamos y es responsable de la demanda que sufrimos. Cierto profesorado pide que normalicemos al alumnado con discapacidad. La consideración de que somos terapeutas presupone que tratamos con gente enferma a las que debemos curar. Nada más lejos de la realidad. Subyace una visión en la que nos consideran terapeutas y que nuestra actuación debe centrarse en lo individual. Es un modelo médico que se ha asumido en el medio educativo sin cuestionamiento crítico alguno.
No somos terapeutas, somos educadores. Y en educación actuamos siempre en un medio social. Aprendemos y crecemos gracias a la mirada y consideración del resto de las personas con las que convivimos. No nos mejora un especialista sino que nos construimos con los demás: personas que nos miren con aceptación, cariño, ayuda y consideración.
Para cambiar la función de quienes nos dedicamos a trabajar con la diversidad debemos cambiar primero la denominación de nuestra especialidad. Se hace necesario una nueva mirada, un nuevo nombre para que cambie las actuaciones. Podríamos llamarnos “especialistas en mejoras educativas para la diversidad”, o algo así. Desde esta concepción seríamos educadores sistémicos, con una visión holística, que intervendríamos sobre todos los elementos que condicionan una buena educación para todas las personas que viven en la escuela.
Es necesario cambiar el paradigma. Nuestra función, desde esta nueva perspectiva, no se centraría en intervenciones individualizadas sobre personas con dificultades, sino en mejorar el contexto para que mejore todo el alumnado.
Algunas de estas intervenciones serían:
·         Ayudar y compartir con el profesorado innovaciones metodológicas para trabajar con todas las personas de aula.
·         Cambiar actitudes y concepciones a todo el personal de los centros.
·         Comunicación constante con la familia para compartir visiones, experiencias y miradas sobre la marcha de sus vástagos.
·         Evaluación constante de los espacios y los tiempos para posibilitar la diversidad de necesidades y deseos del alumnado.
·         Tratamiento globalizado de las materias para que los aprendizajes sean funcionales, significativos y comprensibles, respetando la variedad de niveles y modos de aprendizajes.
·         Propuestas de actividades didácticas, dispositivos informáticos y materiales cotidianos que superen la dictadura de los libros de textos, tan segregadores ellos.
·         Superación de los exámenes como medios de evaluación discriminatoria basada en contenidos memorísticos. Evaluar, por el contrario, procesos de para la mejora de todos los elementos implicados en la educación, y no sólo en el alumnado...
Lo dicho, que para cambiar la realidad debemos comenzar por el lenguaje, que las palabras nos conforman, que somos verbos que se hacen carne, verbos que crean realidades. No somos terapeutas, somos educadores.

Abril de 2019