8 de agosto de 2017

LA ESPIRAL DEL MERCADO EN LA ESCUELA



Ya llegó a la escuela la lógica del dinero, la panacea económica: lo importante es vender sin miramiento. Y es ahí donde entra en juego el engaño de las palabras, para que no se note demasiado la lógica del mercado. Gestión, eficiencia, calidad, tecnología y liderazgo, comienzan a cubrir, con un brillante barniz, la mediocridad educativa imperante en estos momentos. Los cimientos, el sostén, el interior, la esencia,… la estructura básica del edificio nunca se ve, pero sostiene la vida. Encima, recubriendo, está la forma, la vestimenta, la estética, lo que se muestra. La fachada se adorna con uniformes, orlas, fiestas, discursos y supuestos proyectos. La esencia va por dentro, es difícil de escudriñar, es menos visible y se escapa a la mirada superficial. Necesitamos reflexiones más profundas y complejas.

Regalan pantalla digital si pones para el curso libros de texto. Para ello, haces comprar, a las familias de los infantiles, libros que duran un año (porque se escriben en ellos) por valor de más de 100 euros. El compromiso con la editorial es mantener esos libros por varios cursos. Por lo que, evidentemente, son las familias las que pagan la dichosa pantalla.

Se va trazando la espiral:

·        El profesorado vive con desasosiego tanto libro que rellenar, porque las familias se han gastado mucho dinero y lo tienen que justificar. ¡Pendientes del qué dirán!

·        Los niños y niñas desde los 3 años están mucho tiempo sentados copiando en las fichas y mirando la pantalla. ¡Otra pantalla más!

·        Hay tanto que trabajar que se dejan de hacer actividades importantes en estas edades: juegos, psicomotricidad, canciones, bailes, teatro, salidas,… ¡mirar, pensar, sentir, amar!

·        La metodología, basada en libros de textos, es transmisiva y homogeneizadora, contraria a la legislación vigente para estas edades. ¡Contraria al sentido común, obviamente!

·        No se respetan los diferentes ritmos personales, ni se atiende la diversidad, ¡como mandan las directrices legales!

·        La administración elude responsabilidades y cubre sus proclamas de desarrollo tecnológico permitiendo donaciones que implican metodologías contrarias a sus directrices legales y al sentido común. ¡Así no se gasta un euro!

·        Según la ley, la educación obligatoria es gratuita, pero son las familias las que pagan la pantalla digital y los libros de textos. ¡El copago, a educación, también ha llegado!

Todos tienen razones para que este círculo vicioso funcione sin que nadie se sienta responsable. El profesorado necesita ordenadores y pantallas y la administración no se los da. Por ello, se echa en brazos de los comerciales. Las direcciones de los centros no se atreven a pedir pantallas digitales, libros y materiales a la Administración porque son sus jefes y no quieren problemas. Las familias, dentro de la lógica mercantil, aceptan pagar para que sus hijos “tengan mejor educación”. Así se equiparan con la enseñanza concertada, en donde hay uniformes, libros caros, pizarras digitales y aparentan una educación eficaz. Tampoco tienen otra opción. ¡Es lo que hay!

Y es así cómo, sin querer queriendo, la escuela se va empobreciendo en su esencia, y luce bella por fuera, con sus pantallas gigantes y sus libros de textos. Mientras los niños y niñas, amarrados al duro banco, lloran por dentro.

Y el mercado, -¡el negocio, asegurado!- el más contento.



Xtóbal, agosto de 2017

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