Argumentan que la
educación tiene efectos a largo plazo. Está escrito que para educar hay que
crear un vínculo emocional. Dicen que educamos cuando la enseñanza se graba a
fuego en el alma de los educandos. Pues, hoy, se han hecho realidad las tres máximas,
al mismo tiempo.
Después de meses de jubilación,
fui a mi colegio para revivir viejas emociones. Tenía necesidad de ver la
evolución de mi antiguo alumnado. Entré como mucha ilusión y algo de miedo, por
si las chicas y chicos que yo atendía no me recordaban después de un año de
ausencia. Pero ocurrió un acto mágico que me conmovió sobremanera. Mi antiguo
alumno de ojos azules que, a veces, le cuesta mirar, que tiene dificultades de
conexión, que me costó mucho que sus bellos ojos se fijaran en mí…, cuando me
vio, dijo ¡Cristóbal!, y me abrazó.
Estuvo un rato mirándome fijo a los ojos, tocándome la cara y recitando mi
nombre muy emocionado. Las profes que allí estaban se conmovieron. ¿Cómo es posible que después de tanto tiempo,
un chico, que no hay forma de que nos mire, se acuerde de un maestro que
trabajó el año anterior con él? ¿Cómo
un niño de 4 años, con supuesta incapacidad de conexión, se entusiasma tanto,
en contra de lo que reza su diagnóstico?
No soy un santero ni una
persona especial. La magia siempre tiene truco. Hay un buen trabajo detrás.
Solo soy un profesional que, según lo visto, fui capaz de conectar y llegar al
corazón de este niño y de su familia de forma perdurable.
Le cuento a la madre de
este alumno el momento emocional que hemos vivido en el aula. Y le digo que
algo debe estar pasando en su casa para que me recuerde de manera tan querida porque,
de lo contrario, no me lo explico. Y ella me dice que me tiene grabado en
canciones que le mandé en videos, que juega con la casita de Los tres cerditos que le regalé, que le
habla mucho de mí, que canta las canciones que yo le cantaba, etc. Pues ahí
estaba el truco.
Si queremos educar tenemos
que conectar con las familias, trazar un puente afectivo para que los deseos de
la casa y la escuela se entrelacen. Creo que la educación tiene mucho de magia
y amor. Pero, para ello, hay que ser un buen profesional que sepa conectar a
todas las personas implicadas en la educación. Es necesario llegar a lo
emocional, tener complicidad con las familias, hacer de la escuela un centro de
amor y esperanza en las posibilidades de cualquier niño de preciosos ojos
azules que le cueste mirar. Porque, si ponemos emoción y empeño, lo educativo
trasciende a través del espacio y tiempo.
Gracias, Maribel (mi
compañera de Audición y Lenguaje), por tus emocionadas lágrimas y por tu
insistencia para que inmortalizara este momento mágico. Pero, ya ves, no es
magia, y tú lo sabes. Es un trabajo que todo profesorado deberíamos aprender a
realizar: sin conexión verdadera, sin amor, no hay posibilidad de educar. Nos
lo enseñó este chico de ojos azules que, a veces, le cuesta mirar. Ese que te
hizo llorar cuando contemplaste las consecuencias de una educación emocional,
que se produce a largo plazo y quedó grabada a fuego en el alma gracias a una
familia que supo crear conexión con la escuela.
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