«Quererla es crearla» es
el sugerente título del documental de la directora chilena Cecilia Barriga,
estrenado en el Museo Reina Sofía de Madrid y distribuida ahora por todo el
planeta sensible a la diversidad.
La película parte del
proyecto de investigación de la Universidad
de Málaga «Narrativas emergentes sobre la escuela inclusiva desde el Modelo
Social de la Discapacidad. Resistencia, resiliencia y cambio social», dirigido
por el profesor titular de la Universidad de Málaga y doctor en Pedagogía Nacho
Calderón Almendro.
Las cosas no son lo que son, sino que terminan
siendo como queremos que sean. No es solo una «profecía de autocumplimiento»
sino que es la lucha por un deseo. Lo que queremos con fuerza, y luchamos para
que se produzca, acabará siendo. No basta con querer, también hay que luchar. Ese
es el significado del título del documental: querer una escuela inclusiva
implica remangarnos para crearla. Porque nadie nos regala nada, todo cambio
social se produjo, a lo largo de historia, después de muchas luchas y esfuerzos.
El documental narra, a
través de historias entrecruzadas de varias familias españolas, situaciones de
vidas reales que reivindican una escuela y una sociedad diversa e inclusiva.
Aunque los derechos de la infancia, se supone,
debieran ser concedidos, no suele ser así. Hay familias que han tenido que luchar
hasta llegar a la ONU para conseguir el derecho de su hijo a estar en la
escuela ordinaria como las demás personas. Eso se cuenta en la película.
También se cuenta cómo toda una Ministra de Educación atiende a chicas y chicos
que sufrieron rechazos y vejaciones de las instituciones y de la sociedad en
nuestro país por ser «diferentes». Pero lo principal que narra el documental es
lo fácil que es convivir entre personas diversas cuando hay voluntad, y cómo la
diferencia nos abre la mente, cómo la normalidad no debiera ser más que aceptar
la diversidad que somos, irremediablemente, los seres humanos.
«La educación inclusiva es un derecho
fundamental, que habilita la posibilidad de participar en el mundo», afirma el
investigador de la UMA Nacho Calderón, quien señala que, con este film, se
demuestra que no es algo lejano e inalcanzable, sino una experiencia real que
viven muchas personas diariamente.
El colectivo de las personas con discapacidad
asegura que su lucha contra la segregación educativa y social «no surge de un
idealismo infundado, sino que se asienta en el derecho internacional, y
particularmente en el artículo 24 de la Convención de los Derechos de Personas
con Discapacidad».
Parece difícil pero el
documental nos muestra que es más fácil de lo que pensamos. Solo hay que dejar
que la vida fluya, escuchar a cada persona tal cual se expresa, dejarlas ser
como son, atender sus necesidades…, y mucho cariño, empatía, respeto y amor.
Viendo el documental sentí
emoción, entusiasmo, optimismo, ilusión…; y salí mejor persona que cuando entré
en la sala; es lo que tiene una buena película: que nos solivianta, que nos
interroga, que nos invita a hacer malabarismos con nuestras convicciones, que
nos cambian por dentro.
Magnífico documental. Me
ha encanta, me he emocionado, he aprendido, lo he vivido... Seguidle la pista.
No os lo perdáis. La diversidad es la vida misma, por mucho que ciertas
instituciones lo impidan. Es una película en la que la gente de cualquier
condición se muestran tal y como son, y nos revela lo que somos todas las
personas: seres con emociones, deseos, sufrimientos, luchas, sentimientos y
cariños.
Enhorabuena a Cecilia
Barriga, la directora, porque ha sabido poner la cámara, sin que se note,
en el corazón da cada persona. Mil gracias a las familias que luchan
diariamente para que esta sociedad mejore aceptando la evidente diversidad. Gracias
Nacho, por ser el hilo invisible que está siempre tejiendo historias de «nadies»,
visibilizándolos y dándoles voz. Gracias porque estas narraciones son
imprescindibles para que la escuela cambie, para que esta sociedad sea cada día
más humana y todas las personas seamos más felices.
Ha sido un placer
compartir el documental. Es genial. Crea conciencia y nos solivianta el alma,
porque está hecho con retazos de verdad.
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