(Resumen de la ponencia en Las Jornadas de Educación Infantil, Axarquía 2013) Cristóbal Gómez Mayorga
Un mantra
resuena una y mil veces en todos los discursos pedagógicos de nuestro tiempo:
“una escuela pública y de calidad”. Pero no todo el mundo entiende lo mismo por
“pública” y mucho menos por “calidad”.
En primer lugar es
imprescindible distinguir entre lo que proclamamos y lo que hacemos. En un
mundo en el que el discurso ha sustituido a la realidad se hace necesario, más
que nunca, establecer esta diferenciación:
“Las
teorías declaradas, verbalizadas, y las teorías en uso, el conocimiento en la
práctica, de cada individuo, constituyen universos relacionados,
complementarios, pero independientes y a veces discrepantes” (Chris Argyris).
1.- ¿Qué es una
escuela pública?
La escuela
pública es la que acoge a todas las personas, independientemente de su cultura,
origen, sexo, religión o dificultades. Pero acoger no es sólo un imperativo
legal, sino unas disposición. Una institución pública es la que crea vínculos
afectivos entre toda la comunidad y desarrolla estrategias organizativas,
temporales, espaciales, comunicativas y de participación para que todas las
personas se sientan partícipes y vinculadas emocionalmente.
La escuela
pública es la que plantea una pedagogía de las relaciones y de la
participación, porque es en la convivencia con los demás donde nos vamos
educando.
La escuela
pública acoge a todas las personas con sus diferencias porque ve la diferencia
como un valor, porque sólo viviendo la diferencia aprendemos a respetarla,
porque el desarrollo de la inteligencia se produce cuando nos paseamos por las
mentes de los que son diferentes.
La escuela
pública es la que plantea metodologías integradoras, aprendizajes cooperativos,
actividades abiertas y múltiples para desarrollar las capacidades de cada una
de las personas, independientemente de sus peculiaridades sociales, culturales
o intelectuales. La escuela pública es la que se compromete con el medio
ambiente, con los pueblos más desfavorecidos, con las personas con
dificultades, propicia la participación de toda la comunidad educativa y educa
en valores de respeto, solidaridad, empatía, cooperación, ayuda, coeducación,
solidaridad y amor.
La escuela
pública responde a las necesidades e intereses del mundo en que vive y se
constituye en vehículo cultural del lugar que habita. Es la escuela del pueblo
y para el pueblo.
2.- ¿Qué es una
escuela de calidad?
La
complejidad del concepto de calidad ya lo apuntó la UNESCO en el Education of
All, Global Monitoring Report, 2005, subtitulado: “El imperativo de la
calidad”. En este documento subraya la pluralidad de significado del concepto
de calidad y distingue entre paradigmas humanista, conductista, crítico,
economicista, etc. Sólo dos ejemplos contradictorios para vislumbrar la
polisemia del concepto:
La calidad
economicista se caracteriza por un marcado individualismo y una obsesión por la
eficiencia, la productividad, la competitividad, el pragmatismo y el
eclecticismo. Conceptos provenientes de los campos de la economía penetran con
fuerza los discursos educativos: privatización, rendimiento de cuentas, énfasis
en resultados, mejora de la competitividad, medidas estandarizadas, procesos de
acreditación internacional y calidad total, son sólo algunos de los conceptos
que han migrado de la administración de empresas a la gestión escolar.
La calidad
desde un paradigma humanista podemos verla en el libro de Santos Guerra “Las
trampas de la calidad” en donde plantea que: “la escuela ha de estar basada en
la superación de las desigualdades, el espíritu de justicia, el respeto a la
diversidad, el desarrollo de la comprensión, de la crítica y del análisis” .
Una vez
diferenciado los paradigma hay que tomar partido, porque la educación no es una
ciencia positiva sino ética. Debemos decidir lo que queremos que sea. Y
queremos que una escuela de calidad sea cálida. Una escuela de calidad es la
que cuida cada rincón de la casa común. En la que no haya edificios sino
hogares, no existan cierres sino aperturas, no rejas sino plantas, no cemento
sino tierra, no grises sino colores, no bancas sino muebles,... Porque la
escuela no debe ser una institución estatal sino el hogar de una comunidad
educativa. Como dice mi amiga Ana Gallego “una escuela de calidad es la que
tiene papel en los servicios porque eso tiene que ver con la dignidad de los
seres humanos.
Una
escuela es de calidad si desarrolla salud.
Una
escuela de calidad es la que genera pensamiento.
Una
escuela de calidad es la que da cabida a los sentimientos.
Una
escuela es de calidad si provoca el deseo de aprender.
Una
escuela es de calidad si deja jugar a la infancia, porque el juego es la
actividad que construye a las personas.
Una
escuela es de calidad cuando desarrolla la identidad individual y crea
identidades solidarias.
Una
escuela de calidad es la que pone límites. Porque los límites nos conforman.
Pero los límites no son arbitrarios sino que señalan el lugar de las demás personas.
La escuela
de calidad implica metodologías abiertas, cooperativas, integradoras:
asambleas, espacios ricos y tiempos libres, trabajos por proyectos, tareas
integrales, actividades globales; espacios y materiales naturales, agua,
tierra, animales, plantas, luces, madera, telas, texturas,…
Una
escuela es de calidad si crea arte, si disfruta con las manifestaciones
culturales y desarrolla la expresión artística.
Una
escuela de calidad es la que integra a toda la comunidad educativa, la que
implica a las familias y se proyecta en la sociedad en la que vive. La escuela
es de calidad si se enfrenta a los nuevos retos que el futuro nos repara.
Además, la
escuela de calidad debe plantear reflexiones introspectivas de sus agentes.
Porque debemos analizar y afrontar desde donde educamos, ya que en gran medida
reproducimos o proyectamos nuestras concepciones inconscientes. Educamos con lo
que somos y no con lo que sabemos. Para mejorar la educación también debemos
cambiar nosotros.
En
definitiva, creemos que una escuela pública y de calidad es la que construye
seres humanos con los elementos imprescindibles para la construcción de
personas: la escucha, la mirada, la caricia y el amor. Porque nos hacemos
humanos cuando alguien amado nos mira, nos escucha y nos acaricia. Una escuela
pública y de calidad es la que trabaja y educa sobre tres grandes contenidos
curriculares: el yo, los demás y el mundo. Lo dijo la UNESCO definiendo las
tres competencias básicas:
§Descubrirse,
comprenderse, amarse y autorregularse.
§Descubrir,
comprender y amar a los demás.
§Descubrir
comprender y cuidar el mundo.
La escuela
pública y de calidad es la que hace evaluación educativa, no la que califica.
Porque calificar es crear una perversa estructura vertical y fomentar el
individualismo y la competitividad. Evaluar, en cambio, es profundizar sobre la
comprensión para mejorar.
Una
escuela pública y de calidad, en suma, es una escuela viva en la que puede
vivir todas las personas del mundo.
Verano de
2013
3 comentarios:
Esta es la escuela pública y de calidad por la que yo trabajo cada día.
Me gusta leerte porque pones las palabras adecuadas a mis pensamientos sobre la escuela.
Lo compartiré.
Gracias por tus reflexiones!!
Un abrazo desde aula de infantil.
No se podía decir mejor, gracias por todas tus reflexiones y ojalá todos los maestros y todas las maestras hicieran de la escuela pública una escuela de calidad.
EEI RIO EBRO
Una vez más, gracias por tu artículo porque demuestras que aún estando de vacaciones, amas tu trabajo y compartes tus pensamientos con los demás.
En esta ocasión este artículo me viene "como anillo al dedo", ¿ por qué?.
Porque hoy, desde el ayuntamiento de Móstoles (Madrid)el equipo de gobierno ha decidido despedir a 19 maestras interinas de las escuelas públicas de dicho ayto. Escuelas que gozan de buena salud porque los educadores estamos muy implicados en nuestro trabajo, porque amamos lo que hacemos, en definitiva, porque creemos y luchamos, como dices tú, por una escuela pública de calidad.
Pero ahora, leyéndote, entiendo la problemática y es que lo que nosotros entedemos por calidad no es lo mismo que lo que entienden los políticos, ellos hablan de calidad economicista.
Me da pena tener que dejar mi trabajo y sólo espero que mi paso por la escuela haya dejado huella en los niños a los que tuve el placer de EDUCAR, sus familias y por supuesto, mis compañeros, de los que he tenido el gusto de aprender mucho.
Un saludo
Elvira
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