La
ONU ha solicitado que se paren las guerras porque hay que combatir a un enemigo
común, el coronavirus. No me lo puedo
creer, un bichito tan pequeño ganando la gran batalla, lo que parecía imposible
de proponer.
Los
bancos mundiales inyectan dinero para los estados, para los necesitados, para sanidad,
para paliar la pandemia,… Los gurús del liberalismo interviniendo el mercado. No
me lo puedo creer, un bichito tan pequeño cambiando el mundo antes que los
antisistemas.
Mientras
que el Rey de España hablaba por la tele, una cacerolada en los balcones
pidiendo su dimisión y que su padre done todo lo que, ilícitamente, se llevó.
Nunca un rey hizo tanto por La República. No me lo puedo creer, un bichito tan
pequeño cambiando formas de estado.
Los
campos de fútbol cerrados y no se ha parado el mundo. Los jugadores disfrutan
el mejor encuentro de su historia jugando con sus familias. Un bichito tan pequeño cambiando las
reglas de juego.
Adolescentes
del mundo junto a sus familiares hasta altas horas de la madrugada. Niños y
niñas que juegan en casa con padres y madres en vez de con funcionarios. Mayores
que nunca fueron tan cuidados. Un bichito tan pequeño velando por las familias:
lo que nadie nunca soñó.
En
la Edad Media aumentó la mortalidad de la peste por rezar confinados en las
iglesias. La nueva religión, que es la ciencia, nos confina en nuestras casas.
Cada cual en su morada y Dios en la de todos. ¡Pues sí que ha cambiado el
cuento! Un bichito tan pequeño cambiando las religiones.
En
unos días de parón se ha mejorado la atmósfera, ya podemos respirar y salvar el
ecosistema. Paradojas de la vida: lo que es una infección nos está salvando el
planeta.
Cada
tarde en el balcón aplaudimos a los héroes de nuestra civilización. No son
deportistas, ni artistas, ni millonarios, ni youtubers. Son sanitarios, cajeras,
policías, basureros, pescadores, agricultores, carteros y carteras. Gente
trabajadora del pueblo, los únicos imprescindibles. Y mira tú por dónde, gracias
al maldito bicho hemos tomado conciencia.
Muchos
héroes y heroínas salvando el mundo sin apenas hacer nada, tan sólo quedándose
en casa. Nunca se hizo tanto sin hacer apenas nada: paradojas de la vida que un
bichitos nos mostró.
Que
si público o privado, que si estado o libertad de mercado. Pues se acabó la
contienda. En el estado estamos todas las personas. En el mercado, sálvese
quien pueda. Pues mira tú que el bichito nos ha enseñado política de la buena.
Las
personas corremos para llegar a ningún sitio. De pronto se para todo y vamos a lo
más profundo de nosotros mismos. Un bichito tan pequeño relativizando el tiempo.
Y
los educadores haciendo teletrabajo. Se ha liado un caos tremendo: quienes no
tienen internet, ni tabletas, ni ordenador; quienes padres trabajando, quienes
no tienen paciencia, quienes no sé qué es lo que pasa pero no nos aclaramos. Por
favor, ¡qué acabe esto pronto y se abran las escuelas!
Lo
dicho: que no hay mal que por bien no venga.
Cristóbal Gómez Mayorga
1 comentario:
Bravo amigo. Me ha encantado
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