PRESENTACIÓN DEL LIBRO PENSANDO EN LA INFANCIA
Es un honor estar en esta Universidad de Málaga que tanto me enseñó durante mis años de estudio de Magisterio y de Pedagogía. Es un placer regresar a esta institución, después de mi vida laboral, para devolver algo de lo mucho que me dio en mi formación docente.
Estamos aquí para presentar mi libro Pensando en la infancia. Esta obra es un
compendio de reflexiones que nacieron de la necesidad de plasmar esta tarea tan
compleja que es la educación, con el anhelo de poner orden y concierto a mis
emociones derramadas en muchos momentos de vida escolar. En él intento pasar a
limpio mis incertidumbres cotidianas, dando pinceladas que iluminen la
complejidad de este quehacer desafiante. Y mientras pinto con palabras modestas
la realidad en la que he trabajo, voy juntando mis pedazos, como diría Eduardo
Galeano, para navegar en equilibrio por esta misión de acompañar a la infancia
en su crecimiento.
No sé si este texto aporta conocimientos
científicos relevantes, pero siempre pensé que las maestras y maestros debíamos
generar conocimiento experimentado de nuestra práctica y divulgarlo. Eso he
intentado aportar con este modesto ensayo: narrar, desde la subjetividad de un maestro
de escuela, las reflexiones que me han ido surgiendo en mi experiencia
educativa.
Este libro que presento es terapéutico. Al
menos lo ha sido para mí al escribirlo. Quienes nos dedicamos a la educación
sabemos que esta tarea nos desestabiliza en muchos momentos. Siempre andamos
tomando decisiones importantes y complejas de forma apresurada: enseñamos
contenidos a la vez que educamos en valores, lidiando con las expectativas
familiares, intentando cumplir la legislación curricular y asumiendo la responsabilidad
de educar a las generaciones futuras en una sociedad cambiante e incierta. «Casi na».
Así que cada vez que se me anudaba la
garganta me ponía a escribir para desatar emociones con palabras. Si estas
modestas reflexiones también son terapéuticas para quienes las lean, habrá
tenido sentido escribirlas.
Es para mí un placer compartir mis
vivencias educativas. Os leo la contraportada del libro que resume la obra, (para
quienes tienen dificultades en captar la letra pequeña, como los que ya tenemos
cierta edad).
«Esta obra recoge reflexiones sobre mis
prácticas educativas a lo largo de mi vida laboral. Está dividido en dos partes
correspondientes a mis etapas profesionales: más de veinte años en Educación
Infantil y unos diez como especialista en Pedagogía Terapéutica. En ambas
subyace la filosofía de una escuela innovadora y abierta a la diversidad. Solo
pretendo mostrar, con este modesto ensayo, que quienes nos dedicamos a la
educación estamos obligados a reflexionar diariamente sobre lo que vivimos en
la escuela, en un intento de poner orden a las emociones que nos produce una
tarea tan compleja como es la educación. Pero, además, tenemos el compromiso
social y el deber moral de ir mejorando nuestra práctica educativa para
contribuir, en la medida de lo posible, a crear una sociedad más justa y feliz.
Espero que estas reflexiones de carácter pedagógico, con pretensiones
literarias, no siempre conseguidas pero sinceras y sentidas, puedan ayudar a
otras personas tanto como a mí me han ayudado al escribirlas».
Quiero dar las gracias a la Universidad de
Málaga, que me regaló la posibilidad de publicar mis desvaríos; a las editoras,
Rosario Moreno Torres, jefa de servicio, a Aurora Álvarez Narváez, y a todo el
equipo. Doy las gracias más emocionales al director de la colección Innovación
Educativa, Nacho Rivas, uno de mis profesores de Pedagogía, junto a Ángel Pérez,
Miguel Ángel Santos, Nieves blanco, Miguel Melero, Mª Victoria Trianes y tantas
otras personas que representan lo más grande de la pedagogía actual. ¡Qué
suerte tuve de aprender de ellas!
Gracias a las profesoras que me hicieron
informes positivo para que mi libro viera la luz: Encarna Soto y Noelia Arcaraz.
En una semana se leyeron Pensando en la
infancia y escribieron muchas cosas bonitas sobre él. Gracias a quienes
hicieron los informes positivos de lectura a ciegas por su generosidad, porque
en el anonimato analizaron el libro y vieron sus posibilidades para el alumnado
de Ciencias de la Educación. Ese era uno de los objetivos de esta obra: servir
de ayuda a todas las personas que quieren dedicarse a enseñar y se encuentran
tan perdidas como yo me encontré cuando empezaba.
También quiero dar las gracias a todas las maestras
y maestros que me acompañaron y alentaron durante toda mi vida profesional,
tanto en los cursos y jornadas que tuve el honor de impartir como en las redes
sociales, en las que me animaron y valoraron mi trabajo.
Especialmente agradezco sobre manera a mis
colegas de los grupos de trabajo e investigación con quienes tanto crecí: Sole,
Maribel, Javi, Encarna, María José, Rosa, Gema, Isa, Ana, Cristina, Eli, Noemí,
Carmen y Ana Laura.
Gracias a las niñas y niños con quienes
compartí vivencias y a sus familiares, que tanto me ayudaron. No es verdad que
las familias estén en contra de la innovación. Si explicas lo que haces y eres
coherente las tendrás a tu lado colaborando. Siempre las sentí como aliadas.
Gracias a mi correctora Mari Cruz Ruíz, que
supo ver y corregir mis dificultades disléxicas. Todo un verano escudriñando
mis debilidades y enseñándome a poner negro sobre blanco en mis escritos. Gracias
May, por enseñarme, entre muchas cosas, a poner las comillas españolas que no
vienen en el teclado y son más chulas (Alt+174 y Alt+175). Desde que las utilizo
mi escritura es más elegante.
Muchísimas gracias a mi maestra de toda la
vida, a Mari Carmen Díez Navarro. Es un honor que me haya escrito el prólogo,
bautizándome con el sobre nombre de una hermosa samba: El eterno aprendiz. Ella es responsable de que no haya escrito más,
siempre se lo dije: «Todo lo que pasa en
mi aula, ya lo has escrito tú con más poesías y profundidad de lo que yo podría».
Es un honor y un placer haber compartido tanto con quien fue mi faro en la
escuela, la mejor maestra de educación infantil de este país.
Muchas gracias a todas las amistades que
habéis venido hoy a acompañarme, porque sentirse tan arropado es el mejor
regalo que te pueden hacer en esta vida. Gracias, porque habéis gastado vuestro
tiempo para estar conmigo en este momento. El mejor regalo del mundo es la
dádiva del tiempo en una época en la que éste es oro. Así que mil gracias por
venir.
Por último, quería dedicarle este libro a
mi familia que siempre está ahí, especialmente a mi mujer y mi hijo; y a mi
madre que, seguro, está en su cielo.
Para acabar, decir que deseo que este
modesto libro pueda ayudar a todas las personas que se dedican a educar, para
que sigamos, siempre, Pensando en la
Infancia.
(Universidad de Málaga, 25 de octubre de 2021)
2 comentarios:
En modo alguno soy la persona más indicada para llevar a cabo, con estas breves palabras, un comentario a la emotiva presentación de este libro. He asistido al acto desde el conocimiento de ser un infiltrado entre tanto profesional del ámbito de la docencia. No he tenido el honor de ser uno de ellos. Pero sí que hay algo de lo que solamente yo puedo presumir. Hace mucho, mucho tiempo, Cristóbal era un alumno de instituto. Pero no era uno más. Yo lo supe desde el principio. Porque yo era su compañero de pupitre. Gracias Cristóbal por hacer que me sienta tan orgulloso de ser tu amigo.
M.Medina
Gracias por tu generosidad.
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