26 de octubre de 2021

PRESENTACIÓN DE "PENSANDO EN LA INFANCIA"

 PRESENTACIÓN DEL LIBRO PENSANDO EN LA INFANCIA

Es un honor estar en esta Universidad de Málaga que tanto me enseñó durante mis años de estudio de Magisterio y de Pedagogía. Es un placer regresar a esta institución, después de mi vida laboral,  para devolver algo de lo mucho que me dio en mi formación docente.

Estamos aquí para presentar mi libro Pensando en la infancia. Esta obra es un compendio de reflexiones que nacieron de la necesidad de plasmar esta tarea tan compleja que es la educación, con el anhelo de poner orden y concierto a mis emociones derramadas en muchos momentos de vida escolar. En él intento pasar a limpio mis incertidumbres cotidianas, dando pinceladas que iluminen la complejidad de este quehacer desafiante. Y mientras pinto con palabras modestas la realidad en la que he trabajo, voy juntando mis pedazos, como diría Eduardo Galeano, para navegar en equilibrio por esta misión de acompañar a la infancia en su crecimiento.

No sé si este texto aporta conocimientos científicos relevantes, pero siempre pensé que las maestras y maestros debíamos generar conocimiento experimentado de nuestra práctica y divulgarlo. Eso he intentado aportar con este modesto ensayo: narrar, desde la subjetividad de un maestro de escuela, las reflexiones que me han ido surgiendo en mi experiencia educativa.

Este libro que presento es terapéutico. Al menos lo ha sido para mí al escribirlo. Quienes nos dedicamos a la educación sabemos que esta tarea nos desestabiliza en muchos momentos. Siempre andamos tomando decisiones importantes y complejas de forma apresurada: enseñamos contenidos a la vez que educamos en valores, lidiando con las expectativas familiares, intentando cumplir la legislación curricular y asumiendo la responsabilidad de educar a las generaciones futuras en una sociedad cambiante e incierta. «Casi na».

Así que cada vez que se me anudaba la garganta me ponía a escribir para desatar emociones con palabras. Si estas modestas reflexiones también son terapéuticas para quienes las lean, habrá tenido sentido escribirlas.

Es para mí un placer compartir mis vivencias educativas. Os leo la contraportada del libro que resume la obra, (para quienes tienen dificultades en captar la letra pequeña, como los que ya tenemos cierta edad).

«Esta obra recoge reflexiones sobre mis prácticas educativas a lo largo de mi vida laboral. Está dividido en dos partes correspondientes a mis etapas profesionales: más de veinte años en Educación Infantil y unos diez como especialista en Pedagogía Terapéutica. En ambas subyace la filosofía de una escuela innovadora y abierta a la diversidad. Solo pretendo mostrar, con este modesto ensayo, que quienes nos dedicamos a la educación estamos obligados a reflexionar diariamente sobre lo que vivimos en la escuela, en un intento de poner orden a las emociones que nos produce una tarea tan compleja como es la educación. Pero, además, tenemos el compromiso social y el deber moral de ir mejorando nuestra práctica educativa para contribuir, en la medida de lo posible, a crear una sociedad más justa y feliz. Espero que estas reflexiones de carácter pedagógico, con pretensiones literarias, no siempre conseguidas pero sinceras y sentidas, puedan ayudar a otras personas tanto como a mí me han ayudado al escribirlas».

Quiero dar las gracias a la Universidad de Málaga, que me regaló la posibilidad de publicar mis desvaríos; a las editoras, Rosario Moreno Torres, jefa de servicio, a Aurora Álvarez Narváez, y a todo el equipo. Doy las gracias más emocionales al director de la colección Innovación Educativa, Nacho Rivas, uno de mis profesores de Pedagogía, junto a Ángel Pérez, Miguel Ángel Santos, Nieves blanco, Miguel Melero, Mª Victoria Trianes y tantas otras personas que representan lo más grande de la pedagogía actual. ¡Qué suerte tuve de aprender de ellas! 

Gracias a las profesoras que me hicieron informes positivo para que mi libro viera la luz: Encarna Soto y Noelia Arcaraz. En una semana se leyeron Pensando en la infancia y escribieron muchas cosas bonitas sobre él. Gracias a quienes hicieron los informes positivos de lectura a ciegas por su generosidad, porque en el anonimato analizaron el libro y vieron sus posibilidades para el alumnado de Ciencias de la Educación. Ese era uno de los objetivos de esta obra: servir de ayuda a todas las personas que quieren dedicarse a enseñar y se encuentran tan perdidas como yo me encontré cuando empezaba.

También quiero dar las gracias a todas las maestras y maestros que me acompañaron y alentaron durante toda mi vida profesional, tanto en los cursos y jornadas que tuve el honor de impartir como en las redes sociales, en las que me animaron y valoraron mi trabajo.

Especialmente agradezco sobre manera a mis colegas de los grupos de trabajo e investigación con quienes tanto crecí: Sole, Maribel, Javi, Encarna, María José, Rosa, Gema, Isa, Ana, Cristina, Eli, Noemí, Carmen y Ana Laura.

Gracias a las niñas y niños con quienes compartí vivencias y a sus familiares, que tanto me ayudaron. No es verdad que las familias estén en contra de la innovación. Si explicas lo que haces y eres coherente las tendrás a tu lado colaborando. Siempre las sentí como aliadas.

Gracias a mi correctora Mari Cruz Ruíz, que supo ver y corregir mis dificultades disléxicas. Todo un verano escudriñando mis debilidades y enseñándome a poner negro sobre blanco en mis escritos. Gracias May, por enseñarme, entre muchas cosas, a poner las comillas españolas que no vienen en el teclado y son más chulas (Alt+174 y Alt+175). Desde que las utilizo mi escritura es más elegante.

Muchísimas gracias a mi maestra de toda la vida, a Mari Carmen Díez Navarro. Es un honor que me haya escrito el prólogo, bautizándome con el sobre nombre de una hermosa samba: El eterno aprendiz. Ella es responsable de que no haya escrito más, siempre se lo dije: «Todo lo que pasa en mi aula, ya lo has escrito tú con más poesías y profundidad de lo que yo podría». Es un honor y un placer haber compartido tanto con quien fue mi faro en la escuela, la mejor maestra de educación infantil de este país.

Muchas gracias a todas las amistades que habéis venido hoy a acompañarme, porque sentirse tan arropado es el mejor regalo que te pueden hacer en esta vida. Gracias, porque habéis gastado vuestro tiempo para estar conmigo en este momento. El mejor regalo del mundo es la dádiva del tiempo en una época en la que éste es oro. Así que mil gracias por venir.

Por último, quería dedicarle este libro a mi familia que siempre está ahí, especialmente a mi mujer y mi hijo; y a mi madre que, seguro, está en su cielo.

Para acabar, decir que deseo que este modesto libro pueda ayudar a todas las personas que se dedican a educar, para que sigamos, siempre, Pensando en la Infancia.

(Universidad de Málaga, 25 de octubre de 2021)

 

 

6 de octubre de 2021

LOS NADIES

Mi admirado y querido Eduardo Galeano escribió en 1940 un poema sobre «Los nadies». Parece mentira pero sigue vigente, también en la escuela.

Sueñan las pulgas con comprarse un perro
y sueñan los nadies con salir de pobres,

Llegó a infantil como cualquier niño; algo gordito, un poco juguetón, de aspecto tierno y con ojos temerosos, como muchos otros, un chico del montón.

Pronto comencé, ya desde infantil, a verlo castigado: porque no hacía bien las fichas, porque no atendía, porque se salía de la pauta, porque jugaba a todas horas… (Algo que en la escuela es demasiado habitual, aunque no debiera). Muchas  veces pasé por su clase y, al verlo contra la pared, como en otros tiempo (porque resulta que aún hay libertad de cátedra para estos menesteres inadmisibles), lo acogía en mis brazos y me abrazaba como si no hubiera un mañana. Una angustia inmensa me atravesaba el pecho. Ese chico de infantil no entendía nada. Quizás, tenía mala suerte.

…que algún mágico día
llueva de pronto la buena suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy,
ni mañana, ni nunca,

Aún era pequeño y nadie intuyó sus dificultades. Y es que, a veces, el profesorado trata a todo el alumnado por igual y le exige hacer las mismas cosas. ¡Son tan defensores de la igualdad! (Maldita igualdad que no considera desde donde parte cada persona, y no tiene en cuenta la diversidad).

Pero este alumno no tuvo buena suerte en la vida, porque le tocó una familia pobre, no solo de dinero, también de estudios, de lenguaje, de cultura, de posibilidades, de relaciones sociales, de artefactos electrónicos, de juguetes, de comida sana… Y es que si no era nadie es normal que no tuviera nada.

…ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, 
por mucho que los nadies la llamen
y aunque les pique la mano izquierda,
o se levanten con el pie derecho,
o empiecen el año cambiando de escoba.

Su padre trabajaba todo el día en quehaceres físicos y pesados que la sociedad relega a los más desfavorecidos (así llaman ahora a los pobres de toda la vida). Su madre, enferma, cada día era acogida en un centro para tratar su dolencia. Su hermano y él, desde pequeño, haciéndose cargo de sus casi vidas.

Los nadies: los hijos de nadie,
los dueños de nada.

Al entrar en la Educación Primaria ya venía con un diagnóstico de discapacidad por inteligencia límite. Fue entonces cuando cambió, por arte de magia, de niño malo a un alumno con Necesidades Específicas de Apoyo Educativo (una nueva etiqueta).  De un concepto moral pasó a una consideración científica. Algo habíamos avanzado. ¡O no!

En primaria tuvo algo de suerte y le ayudaron maestras que se desvivieron por él, que trabajaron con sus necesidades y posibilidades, que le tuvieron consideración (parece mentira que dependamos del profesorado que nos toque en las escuelas, como en la tómbola). ¡No hay derecho!

Pero en la educación formal no depende todo del profesorado. Hay un sistema complejo de contenidos, metodologías, horarios, asignaturas, organización de los espacios y exámenes, que margina, humilla y ningunea al alumnado con más dificultades.

Los nadies: los ningunos, los ninguneados, 
corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, 
rejodidos:

Y es que el alumno en cuestión tenía dificultades para hablar. Aunque lo entendíamos, no cumplía con los estándares de calidad que la escuela actual demanda. Una institución educativa que exige éxitos, en vez de compensar inconvenientes sociales. ¡Lo nunca visto!

Él era consciente de sus dificultades, tenía un corazón muy grande, comprendía todas las situaciones que vivía, pero se expresaba a su manera.

Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones,
sino supersticiones.

Es verdad que, a veces, se mostraba irascible con sus compañeros porque no lo incluían en los juegos, porque no sacaba buenas notas, porque era gordito, porque no sobresalía en nada.

Y, poco a poco, sin que nadie tuviera culpa, se fue forjando una baja autoestima porque fracasaba con todos los obstáculos que le ponían la vida y la escuela.

Pero este chico, que yo atendía como especialista en Pedagogía Terapéutica, cada día me daba las gracias cuando le ayudaba. Quizás, porque yo lo miraba como a un alguien, como a una persona, y él lo percibía.

Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos,
sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.

Al acabar la Primaria, en la fiesta de despedida, nos abrazamos como si no hubiera un mañana. Me daba las gracias por tanto y yo agradecía su actitud de entrega. Pero a pesar de todo el esfuerzo, quizás, para los nadies no haya posibilidades de futuro.

Que no tienen nombre, sino número.

 Que no figuran en la historia universal,
sino en la crónica roja de la prensa local.

Ya lo imagino en el Instituto, ensimismado y receloso. Espero que tenga suerte y le toque profesionales sensibles; pero lo tiene complicado, porque todo no depende de la escuela ni del profesorado. La marginación social es siempre una cuestión política y económica, muy difícil de cambiar.

Los nadies,
que cuestan menos
que la bala que los mata.