30 de junio de 2022

LA PERVERSIÓN DEL LENGUAJE

Lenguaje y pensamiento, Pensamiento y lenguaje. Piaget y Vigotsky, respectivamente, sembrando la esencia de nuestro tiempo. Porque la nueva forma de dominación no es la esclavitud, ni el feudo, ni el capitalismo que controla los medios de producción, aunque eso también; la nueva forma de control es el lenguaje. Uno suizo y el otro ruso, pero ambos, en la distancia, anticiparon en el siglo pasado una cuestión central de nuestro tiempo: el lenguaje como nueva forma de dominación. 

Las conquistas históricas, que han permitido mejoras en la sociedad del bienestar, corren peligro porque narraciones perversas dominan nuestras mentes. Ya se sabe, pensamos con el lenguaje. Y los medios de comunicación, con sus dueños vigilantes, dominan la alquimia de convertir en verdad las mentiras dichas con palabras precisas. No importa lo que sucede sino cómo narran lo que pasa. Y los poderes lo saben, y se dedican, en cuerpo y ¿alma?, a controlar nuestro pensamiento mediante el verbo.

El verbo se hace carne, lo dice hasta la Biblia. El lenguaje nos configura. Y hay todo un ejército mediático modelando el barro primigenio para recrearnos sumisos, crédulos, ignorantes… Sólo hay que ver como la clase trabajadora vota a partidos que representan a quienes la explota, como los productos más contaminantes nos invaden con anuncios ecológicos con fundo azul y aguas cristalinas; como los grandes poderes de la comunicación adormecen a los ciudadanos con la simpatía de unas realidades inexistentes en las pantallas, cómo las mujeres han quedado borradas de la historia con un lenguaje sexista…, como los centros educativos se llenan la boca de vocablos grandilocuentes de inclusión, diversidad, compensación, educación para la paz, convivencia… y demás palabras vaciadas de contenido; mientras, a la vez, siguen ejerciendo la discriminación, la dominación, la reproducción de clases sociales… y esparciendo la ignorancia por toda la ciudadanía.

La educación emplea un lenguaje cada vez más hueco, carente de realidad. Utiliza términos grandilocuentes sin referentes en la vida real. Estamos en una época de formas y no de esencias. El lenguaje es el traje perfecto en donde esconder la desnudez de la verdadera realidad:

- “La escuela es para todas las personas”, pero quienes tienen más dificultades, fracasan en ella.

- “Los centros educativos compensan desigualdades”, pero seguimos poniendo exámenes iguales para todo el alumnado, sabiendo de antemano quién fracasará.

- “El esfuerzo es lo importante”, pero no tenemos en cuenta las características biológicas, históricas o sociales de cada individuo y solo valoramos los contenidos. ¿Esto implica que quien fracasa no se esfuerza lo suficiente? Estamos negando, con el lenguaje, las causas personales, históricas, psicológicas o sociales que hacen que muchas niñas y niños no puedan cumplir con lo exigido en la escuela, a pesar de su esfuerzo.

- “Trabajamos para mejorar la convivencia”. Pero la legislación impone metodologías, asignaturas, exámenes, libros de texto, currículum, exámenes…, que marginan a quienes tienen más dificultades, y lógicamente se alteran la armonía en las relaciones.

No existen niñas y niños vagos. Ese término no está científicamente probado. Es una simplificación vulgar. Lo que existe es alumnado que fracasa en la escuela porque no tiene las destrezas que ésta requiere, debido a multitud de causas. Si alguien tiene dislexia es normal que tenga faltas de ortografía, si tiene discalculia suele confundir los números, si es tetrapléjico no podrá subir una escalera para ir a su aula del primer piso, si tiene mutismo no podrá expresarse con el habla... La vagancia es una construcción social de un sistema educativo hegemónico que no acepta la diversidad.

El lenguaje mediatiza la cultura y la vida social. Por eso creo que el lenguaje no es solo un medio de comunicación sino un medio de dominación. Porque las palabras son un instrumento que impone un sistema de control. Por tanto, para cambiar la educación debemos desaprender el lenguaje dominante y comenzar a nombrar la realidad de nuevo. Debemos, por consiguiente, crear nuevas palabras y diferentes narraciones: más inclusivas, más justas, más educativas, más humanas.

El lenguaje nos configura, irremediablemente. Por tanto, es necesaria una actitud crítica que desenmascare a la gente desalmada, una mirada perspicaz que vea la realidad sin mediación de un lenguaje adulterado, una nueva narración que evite las construcciones perversas que están creando un mundo tan inhumano.  

20 de junio de 2022

VINCULACIÓN AFECTIVA

Una alumna de Máster de la Universidad de Málaga me pide una entrevista sobre la necesidad afectiva en la tarea de educar. Está investigando los vínculos en las relaciones educativas y le ha parecido relevante mi humilde opinión como maestro de escuela que siempre tiró de la emoción en su función docente.

Me pongo a pensar sobre el tema y me viene a la cabeza, y al corazón, (órganos más vinculados de lo que se cree) que, como decía Pascal, el corazón tiene razones que la razón no entiende. Quiero decir que pensamos irremediablemente con la emoción. Y la razón anda ahí dando argumentos a lo que sentimos en cada momento. Así somos los seres humanos. Por tanto, en todo proceso educativo es imprescindible el vínculo y la conexión emocional entre las personas. Luego vendrá la razón a poner orden y concierto a las emociones derramadas para poder entender lo que nos pasa.

El caso es que conozco a maestras y maestros que sacaron muy buenas notas en las oposiciones de magisterio, que disertaron de forma elocuente sobre el supuesto didáctico que le presentaron, que supieron la legislación educativa perfectamente, que hicieron proyectos teóricos de la más alta calificación…, pero, cuando nadaron en la práctica, no salieron a flote, porque les faltan vinculación con las personitas a las que pretendían educar. Toda su extensa sapiencia no cuaja en la vida real de la infancia. Las niñas y niños del aula delatan, a diario, sus incapacidades.

También conozco a gente poco preparada académicamente que saben conectar con el alumnado a pesar de sus carencias en conocimientos científicos. Son personas con empatía, que intuyen la forma de conectar emocionalmente con la infancia. Ejemplo de ello es la conserje de mi colegio. Es una de las pocas personas a la que mi alumna con TEA abraza, acaricia y besa de forma espontánea. Y es que ilumina a quien se acerca porque irradia una luz especial.

Lo ideal es tener, al mismo tiempo, conocimientos y capacidad emocional para conectar con el alumnado. Porque no podemos enseñar si antes no hemos vinculado. Solo donde hay conexión es posible el milagro de la educación. Sólo donde hay amor es posible educar.

Cada niña, cada niño, tiene necesidad de afecto y vinculación emocional. Quien sabe encontrarlos será una buena educadora, un buen educador. Para quien quiera conectar doy algunas claves que he aprendido con la experiencia: mirar a los ojos, poner oreja, tener paciencia, escuchar, no corregir demasiado, atender sus demandas, tener empatía, comprender otros puntos de vista…, vincular.  Hay mucho de magia en la educación. Solo personas especiales tienen el don de la conexión emocional. Si ya has conectado, sólo entonces, podrás enseñar, mejorar las capacidades de tu alumnado y educar.

Cuántas personas conozco con la titulación pertinente que no saben hablarle a una criaturita de primera infancia. Sé de especialistas que, cuando un infante tiene dificultades de comportamiento, aplican, como dice la teoría más simplista, un programa de modificación de conducta con economía de fichas, sin indagar en qué es lo que, tras la conducta, siente, padece y sufre la criatura.

Lo primero que debemos hacer, para ayudar al alumnado, es poner oreja para saber qué siente y piensa sobre lo que le pasa. No podemos, desde el control de su conducta, con premios y castigos, cambiar la conciencia. Alguien que no sabe conectar con el sufrimiento de una persona no puede educar.

Por el contrario, conozco a otros profesionales que, mediante el juego, son capaces de conectar con la infancia. A partir de ahí comienza el proceso educativo. No somos seres de comportamientos, eso es lo que se ve a simple vista; somos seres sintientes, con toda la complejidad que conlleva la experiencia del sentir. Somos seres emocionales, sociales y con conciencia.

Pues eso le dije a la alumna de Máster que buscaba respuestas: para ejercer el magisterio, primero, hay que conectar, ser una persona vinculante. Porque solo desde el amor podemos educar.

12 de junio de 2022

CONTRA EL RACISMO Y LA GUERRA, DESDE LA ESCUELA

Después de mi jubilación, volví un día al colegio para revivir emociones, para sentir qué quedaba de mi trabajo durante muchos años como maestro de escuela. Y resulta que, una alumna de sexto de primaria, de padres marroquíes, se abalanzó hacia mí y me dio el mayor de los abrazos. No era una alumna de necesidades especiales a las que yo atendía, por eso me extrañó. Pero recordé un incidente en el que, hace tiempo, intervine con ella. Ya se sabe que, la educación tiene efectos inesperados a largo plazo. 

Resulta que un alumno de quinto curso me dijo que una chica de pelo negro rizado, cara preciosa y rasgos magrebíes, le había pegado. Lo primero que hice es hablar con esta niña, que ya apuntaba a mujer, y le argumenté que no está bien hacer daño a un compañero. Lo segundo que hice es escuchar su justificación. Me dice que este chico le llama a menudo «mora» y le increpaba para que se fuera a su país. Acepto su ira. Es duro, habiendo nacido en España, que alguien te diga que tienes que irte de donde naciste. Es humillante que no te acepten como compañera de clase por ser diferente. Le digo que la comprendo pero que eso no justifica resolver los conflictos a golpes.

-Debes hablar con él y decirle cómo te sientes -eso le dije.

Luego hablo con el chico y le argumento que está mal lo que le hizo esta chica pero que debe comprender que le dolió mucho que quisiera que se fuera de España, porque ella nació aquí. Y que se sintió muy dolida, y por eso reaccionó así.

A los dos días viene el chico y me dice que ya ha resuelto el problema. La chica me dijo que su compañero le había pedido perdón y que ya eran amigos de nuevo. Se había resuelto el conflicto sólo hablando y comprendiendo el dolor de cada cual, desarrollando empatía, sin necesidad de castigos. Este chico había aprendido que con sus insultos podía herir a otra persona; además, comprendió que en España vive gente de distintas partes del mundo y que eso nos enriquece. Sé que, en el fondo, le gustaba esa chica pero no fue correspondido. Siempre buscamos justificaciones a nuestro dolor. Y el racismo es una simplicidad muy recurrente que suele utilizarse cuando la vida nos contradice.

Debemos aprender en la escuela que todos fuimos, alguna vez, de otro país. Porque algún antepasado llegó, en tiempos pasados, a nuestra casa, buscando el sustento. Porque los países se formaron a base de guerras y dominaciones para sobrevivir. Porque, en última instancia, todas las personas somos inmigrantes venidos de África, donde se forjó el homo sapiens en tiempos inmemoriales. Y es que todas las personas somos inmigrantes en alguna época de nuestro pasado.

Pero toda la gente vivimos, irremediablemente, en el mismo planeta. Es importante aprenderlo para que, en un futuro, se acaben las guerras. ¡Crucial tarea tiene el profesorado de primera enseñanza! Por eso creo que es importante resolver bien los pequeños conflictos que se generan en la escuela. Porque ahí empieza el camino hacia la paz del mundo. ¡Menuda responsabilidad tenemos las maestras y los maestros de escuela!

3 de junio de 2022

LA MAGIA EDUCATIVA

Argumentan que la educación tiene efectos a largo plazo. Está escrito que para educar hay que crear un vínculo emocional. Dicen que educamos cuando la enseñanza se graba a fuego en el alma de los educandos. Pues, hoy, se han hecho realidad las tres máximas, al mismo tiempo.

Después de meses de jubilación, fui a mi colegio para revivir viejas emociones. Tenía necesidad de ver la evolución de mi antiguo alumnado. Entré como mucha ilusión y algo de miedo, por si las chicas y chicos que yo atendía no me recordaban después de un año de ausencia. Pero ocurrió un acto mágico que me conmovió sobremanera. Mi antiguo alumno de ojos azules que, a veces, le cuesta mirar, que tiene dificultades de conexión, que me costó mucho que sus bellos ojos se fijaran en mí…, cuando me vio, dijo ¡Cristóbal!, y me abrazó. Estuvo un rato mirándome fijo a los ojos, tocándome la cara y recitando mi nombre muy emocionado. Las profes que allí estaban se conmovieron. ¿Cómo es posible que después de tanto tiempo, un chico, que no hay forma de que nos mire, se acuerde de un maestro que trabajó el año anterior con él? ¿Cómo un niño de 4 años, con supuesta incapacidad de conexión, se entusiasma tanto, en contra de lo que reza su diagnóstico?

No soy un santero ni una persona especial. La magia siempre tiene truco. Hay un buen trabajo detrás. Solo soy un profesional que, según lo visto, fui capaz de conectar y llegar al corazón de este niño y de su familia de forma perdurable.

Le cuento a la madre de este alumno el momento emocional que hemos vivido en el aula. Y le digo que algo debe estar pasando en su casa para que me recuerde de manera tan querida porque, de lo contrario, no me lo explico. Y ella me dice que me tiene grabado en canciones que le mandé en videos, que juega con la casita de Los tres cerditos que le regalé, que le habla mucho de mí, que canta las canciones que yo le cantaba, etc. Pues ahí estaba el truco.

Si queremos educar tenemos que conectar con las familias, trazar un puente afectivo para que los deseos de la casa y la escuela se entrelacen. Creo que la educación tiene mucho de magia y amor. Pero, para ello, hay que ser un buen profesional que sepa conectar a todas las personas implicadas en la educación. Es necesario llegar a lo emocional, tener complicidad con las familias, hacer de la escuela un centro de amor y esperanza en las posibilidades de cualquier niño de preciosos ojos azules que le cueste mirar. Porque, si ponemos emoción y empeño, lo educativo trasciende a través del espacio y tiempo.

Gracias, Maribel (mi compañera de Audición y Lenguaje), por tus emocionadas lágrimas y por tu insistencia para que inmortalizara este momento mágico. Pero, ya ves, no es magia, y tú lo sabes. Es un trabajo que todo profesorado deberíamos aprender a realizar: sin conexión verdadera, sin amor, no hay posibilidad de educar. Nos lo enseñó este chico de ojos azules que, a veces, le cuesta mirar. Ese que te hizo llorar cuando contemplaste las consecuencias de una educación emocional, que se produce a largo plazo y quedó grabada a fuego en el alma gracias a una familia que supo crear conexión con la escuela.