12 de julio de 2023

ESCRIBIR ES COMUNICAR EMOCIONES CON GRAFISMOS

En Europa, la mayoría de niñas y niños de primera infancia, de cero a seis años, van a kindergarten. Estos centros carecen de un currículum formal pero tienen una visión educativa y socializadora. Se da importancia al juego libre, a la autonomía y a las relaciones sociales para promover el desarrollo personal. No es imprescindible el aprendizaje de la lectura y la escritura. Saben que es un tema cultural que necesita de madurez. Lo importante es el desarrollo de la identidad de cada infante. 

Una vez comuniqué con un maestro del norte de Europa, y cuando le pregunté por el tema de la enseñanza de la lectura y la escritura se quedó desconcertado y me respondió: si las niñas y niños ya están maduros para aprender un código simbólico, no suelen tener problemas, eso me dijo, Lo comprendí después de un tiempo.

El problema lo creamos en España, porque empezamos con las letras antes de tiempo; no dejamos que el cerebro madure y adquiera las competencias necesarias. Lo más grave es que estamos dejando de trabajar en la maduración previa necesaria: la psicomotricidad, el juego simbólico y libre, el lenguaje oral, los cuentos, canciones, poesías y teatro. Nos estamos dedicando a colorear y completar actividades simples en libros estereotipados que aportan  poco a la madurez de la infancia, y a dibujar letras como si eso tuviera algo que ver con la escritura.  

Las personitas más maduras pueden aprender a leer y se valoran como mejores, mientras las que necesitan más tiempo de desarrollo y tardan en descifrar los símbolos escritos se sienten mal en la escuela, porque se comparan, irremediablemente, con sus iguales. Así comienza la discriminación en la escuela.

El objetivo de la etapa de infantil en la mayoría de países europeos es crear un entorno seguro para favorecer la convivencia, la creatividad, la autonomía y el desarrollo de la identidad de forma segura.

El dilema es: ¿mejor empezar a enseñar las letras antes de tiempo o esperar a que maduren todos los requisitos para emprender a leer? Pues resulta que en España, todas las editoriales, que son la principales guías educativas, han resuelto el dilema de forma equivocada. Y se programa empezar a leer y a escribir saltándose los llamados prerrequisitos, eludiendo la imprescindible madurez y las capacidades necesarias; poniendo a las niñas y niños a trazar garabatos sin sentidos y a memorizar que la m con la a dice ma.

Primero está lo sensorial, luego lo motriz, lo psicomotriz, porque no hay movimiento sin consentimiento mental. Luego viene lo simbólico, un gran salto en el desarrollo del cerebro. A continuación emerge la conciencia: vislumbrar lo que somos frente a las demás personas en contexto. Y solo al final estaremos preparados para trepar sobre las altas cumbres de la comunicación escrita. Sólo entonces seremos capaces de utilizar un medio comunicativo tan complejo como la escritura.

Porque aprender a leer y a escribir no es trazar garabatos, no es deletrear sonidos sin comprender el significado. Aprender a escribir es ser capaz de comunicar, a partir de signos, con personas amadas. Aprender a leer es viajar por un mar de posibilidades escritas por otras personas. Porque el aprendizaje de esos signos no es previo a la comunicación. Primero está el deseo y la emoción por comunicar. Solo así aprenderemos a escribir de forma significativa.

Siempre recordaré la carta de una alumna de tres años a su abuelo que estaba malito y que decía: o ieo e muea. E ieo uo. Con las vocales que conocía quiso decir: no quiero que te mueras. Te quiero mucho. Sin palabras me quedé. Había empleado sus rudimentarios conocimientos sobre la escritura con vocales para comunicar algo sentido. Así comienza, creo, el aprendizaje de la escritura y la lectura, con signos que llevan dentro la emoción y el deseo de comunicar.

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