Vemos desde la perspectiva que nuestros ojos y cerebro nos
permiten. Sin embargo, hay personas que ven más allá, personas que tienen
incorporado en sus ojos un catalejo. Son capaces de adentrarse en los
sentimientos de esas criaturas que tenemos en la escuela y de vislumbrar «Miradas de infancia».
«EL CATALEJO. MIRADAS DE INFANCIA». Así titula este
maravilloso libro mi amiga y compañera Gema Atencia. El término catalejo se
compone de las palabras «catar» y «lejos». Catar, según la Real Academia
Española, significa tanto probar, degustar y saborear, como mirar, observar,
examinar y otear. Y es que la autora de esta hermosa obra tiene la habilidad de
ver con su catalejo a las niñas y niños de su aula, observándolos muy de cerca.
Mostrándonos cómo la infancia es un período clave en la formación de nuestra
identidad y en la construcción de nuestra visión del mundo.
Para educar de manera efectiva es esencial tener la capacidad
de ver el alma de las personas: sus sentimientos, necesidades y sueños. ¿Qué
cómo se adquiere? Recordando nuestros deseos de la infancia y volviendo a
escuchar a esa niña o niño que fuimos. Solo así podremos comprender los
comportamientos, emociones y sentimientos de la niñez.
Este libro aborda precisamente esta cuestión. Gema, como
maestra reflexiva y emocional, ha explorado su propio interior y se ha
recompuesto. Gracias a ello, tiene una mirada capaz de ver de cerca el alma de
la infancia a través de su catalejo vivencial. Educamos con lo que sabemos,
pero también con lo que fuimos y con lo que somos. Gema alberga en su alma
recuerdos, emociones, sentimientos y conocimientos suficientes para educar de
forma amorosa, ya que fue una niña disfrutona que creció en un ambiente amable
y feliz. Y nos presenta un libro redondo, donde muestra sus vivencias
infantiles y sus experiencias educativas con una base científica que sustenta
toda su práctica.
En su escuela, proyecta juegos y actividades que la hicieron
feliz en su niñez, pensando que beneficiará a su alumnado: el escondite, tan
necesario para resguardarnos del complejo mundo que nos espera; la magia de
jugar a mezclar mejunjes; la importancia de la tierra y el agua para disfrutar
de sensaciones; la música que acompasa nuestras almas para crecer en armonía;
construir para construirnos, porque todo lo que hacemos hacia afuera nos
reconstruye por dentro; el micrófono que nos da la voz necesaria para ser,
porque cuando nos expresamos construimos identidades; cocinar para alimentarnos
en cuerpo y alma; jugar con el lenguaje, con las palabras, con las rimas, con
las metáforas, para crear pensamientos y disfrutes; el movimiento,
imprescindible en estas edades; los tesoros como búsqueda de la felicidad para
crecer, porque no hay crecimiento sin búsqueda de un deseo; los cuentos, que
nos prestan sus narraciones para convertirse en pensamientos necesarios para la
vida; el baile como forma de expresión que nos hace ser y sentir, dibujando,
con nuestros cuerpos, figuras en el aire; la utilización de herramientas reales
para no infantilizar a la infancia; las pompas de jabón y los juegos de
sombras, necesarios para sentir la magia emocional; el teatro como recreación
de la vida; el compromiso social con la naturaleza y su disfrute. Y de fondo,
la libertad, para que cada persona se desarrolle según sus necesidades y
deseos.
Este libro retrata, con excelentes ilustraciones, estas
experiencias y emociones de manera poética, invitándonos a evocar nuestra niñez
y a mejorar la educación de la infancia. Un hilo de color amarillo recorre cada
imagen invitándonos a recuperar los juegos de nuestra niñez para hacer algo con
ello. Porque, solo desde lo que fuimos, podemos educar.
Este libro tiene magia, ¡siempre nos sorprende esta maestra!
Al final, encontramos un agujero, como en Alicia
en el país de la maravilla. A través de un código QR, podemos adentrarnos
en su aula, con fotografías alusivas a cada capítulo del libro. Esto da sentido
a su texto mediante evidencias prácticas.
Disfrutemos, pues, de este poético texto que nos sugiere en cada
capítulo tres regalos: invitarnos a descubrir nuestra niñez, mostrarnos saberes
imprescindibles para educar e interpelarnos para mejorar la educación de la
infancia.
Gracias, amiga, por plasmar tus experiencias en esta bella
obra que ayudará, sin duda, a mejorar la educación infantil. La escuela está
necesitada, hoy más que nunca, de narraciones educativas cercanas, emocionales
y profundas; de miradas sinceras, que vislumbren los deseos de la infancia
para, a partir de ahí, ofrecer una escuela infantil más amable y respetuosa.
Vélez-Málaga, 7 de marzo de 2024.
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