Simplificando,
para entendernos, hay dos escuelas, dos principios pedagógicos, dos modos de
transitar en la vida académica. Uno, el de la incertidumbre, recorriendo el
camino que la filosofía anduvo durante siglos, cuestionando la existencia. El
otro, más rápido, es transmitir lo ya descubierto, más directo, acaso más
eficaz, pero menos verdadero.
Cada
sendero tiene sus consecuencias. Si andamos el camino veloz, imponemos las
verdades aceptadas para que, suponiendo una infancia irreflexiva, almacenen los
conocimientos en un museo de cera, su cerebro memorístico, su sesera
irreflexiva, su cabeza a secas.
Si
buscamos un ser pensante e inteligente, deberemos andar, de nuevo, el camino de
los descubrimientos, más lento, más incierto, menos preciso,... pero más
certero.
El
camino rápido es un camino religioso que se mueve por la fe. Deben creer en las
verdades descubiertas. Sólo hay que decir amén. Se memoriza, se repite letra a
letra, se devuelve en el examen, te la doy por buena, y me creo que sabes. Es
la escuela que tenemos. Es una escuela religiosa que se mueve con la fe de
verdades verdaderas.
El
camino de la construcción de conocimiento es más lento. Deben transitar, con
razonamiento, indagación, búsqueda, confrontación, discusión y
cuestionamiento, el camino trazado a
través de los tiempos. ¡Menuda tarea!
Algunas
personas preferirán el camino corto, para llegar antes, más rápido y certero,
como el lobo del cuento. Pero, tiene consecuencias. Convertimos a nuestro
alumnado en meros receptáculos, postes de teléfonos que transmiten la
información, pero sin la emoción que fija el conocimiento descubierto.
Otras
personas apostamos por el camino lento, el que se hace preguntas, el que
recorre todo el sendero ya andado por la humanidad, propiciando el verdadero
sentido de la existencia, y considera, a las personas que aprenden,
inteligentes, gente que piensa, niños y niñas que se creen capaces.
Para
ello necesitamos profesorado competente que enseñe con aprendizajes potentes,
que den saltos de gigantes por la historia, que construyan el conocimiento a
partir de las preguntas que la humanidad se fue haciendo a través de los tiempos.
Nunca
el sendero fácil fue el verdadero. Nunca es mejor cortar trochas cuando lo
importante no es llegar rápido y primero. Si vas a Ítaca..., pues eso.
Gracias
Cavafis, por tanta sabiduría, por desvelarnos que el camino es lo
primero.
noviembre
de 2018
Xtóbal
2 comentarios:
Ciertos y verdaderos son los pasos que muchos seres han dado y siguen dando hacia su libertad. Porque dejas que se descalce el miedo para andar amorosamente por la Tierra.Gracias por Existir Cristóbal.
Decía Cristóbal - no sé si ha aparecido el comentario anterior- que esta vez no estoy de acuerdo contigo, la fe te ayuda a hacerte preguntas y a buscar respuestas. Fe y razón no están reñidas, pero la razón sola -para mi- no basta para darte esa apertura de corazón...
Un abrazo
Mary
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