La madre de mi alumna favorita me ha
felicitado por el buen trabajo realizado con su hija. Como si yo fuera la única
causa de la buena marcha de esta chica.
La concepción educativa personalista, unidireccional, es una simplificación mecanicista que explica más nuestra cultura individualista que la verdadera realidad de cómo se aprende. Ni el cerebro es lineal, ni es un circuito, ni funciona como un programa informático. Nadie educa solo. No es tan simple la tarea de enseñar. La palabra clave para acercarnos un poco a la complejidad del hecho educativo se llama comunidad. Es necesario, por tanto, tener una visión holística.
La concepción educativa personalista, unidireccional, es una simplificación mecanicista que explica más nuestra cultura individualista que la verdadera realidad de cómo se aprende. Ni el cerebro es lineal, ni es un circuito, ni funciona como un programa informático. Nadie educa solo. No es tan simple la tarea de enseñar. La palabra clave para acercarnos un poco a la complejidad del hecho educativo se llama comunidad. Es necesario, por tanto, tener una visión holística.
Nuestra limitación conceptual ha
inventado metáforas para explicar fenómenos tan complejos como el hecho
educativo. Y se nos escapa de las manos algo que los behavioristas llamaron la
caja negra. Ellos la aislaron en sus experimentos para que no interfirieran en
los resultados de sus investigaciones. Y lo que de verdad hicieron fue dejar a
un lado la verdadera esencia de lo humano.
Se han realizado múltiples
investigaciones científicas explicando causas y consecuencias de cualquier
conducta humana, excluyendo la esencia compleja que de verdad la explica. Y ahí
estamos, con la ciencia tanteando, pasito a pasito, aceptando sólo lo que cabe
en un pequeño experimento con variables limitadas.
¿Y si en vez de tres causas que
expliquen el comportamiento humano son millones? Nos perdemos. Pero resulta que
la ciencia debería desechar toda investigación que, aún siendo rigurosa con el
método científico, no cumple con la finalidad de cualquier ciencia: explicar la
verdad de lo que pasa en la vida.
Hemos trasladado las investigaciones
médicas, sobre los virus que producen enfermedades y que se detecta por unos
síntomas, al terreno educativo. Como si una persona dependiera sólo de un par
de detonantes. Esto es un reduccionismo evidente, simplificación absurda.
Si soy impulsivo, puede tener causas
genéticas. Si es así, no tenemos ni idea de los miles de agentes causantes. Puede
tener un origen social, ya suma otro millar de razones. Tuvo un trauma de
pequeño; depende de cómo lo viviera, mil circunstancias no previstas difíciles
de saber. ¿Y si la causa es la interacción de todas ellas? Mil por mil,
millones de causas interaccionando. En fin, nos perdemos. Pero es fácil para cierta
ciencia contar por lo sano, para dar una explicación precisa. Que el alumnado
se mueve demasiado, se pone una etiqueta y una medicación. ¡Genial! Todos
contentos. Ya no hay más que pensar. Y los que venden soluciones rápidas, siempre
ganando.
Pero hoy sabemos que se aprende de
forma más compleja. Sólo tenemos leves ideas de cuáles son las condiciones que
inciden en cualquier aprendizaje. Lo que sí sabemos es que hay contextos que
los favorecen. No es cuestión de buscar variables aisladas porque, a veces, la
causalidad está, precisamente, en la simultaneidad de muchas interacciones; y siempre
incide la reflexibilidad del pensamiento de quien aprende.
Quien crea que es muy buen educador
porque coge a un niño y lo enseña es un ingénuo. Seguro que el peor educador
coge al mismo niño y también lo enseña. Porque el mayor potencial del
aprendizaje lo trae el propio niño, la propia niña, en función de su historia y
el contexto en el que vive.
La mayoría de educadores ya lo
sabemos: no es mejor el profesorado que enseña al chico “bueno”, sino quien
mejora a quienes tienen todas las condiciones en su contra.
Y hoy, cuando una familia me felicita
por el trabajo realizado en el colegio, pienso que el éxito es labor de todo un
centro y sus contextos sociales y familiares, porque nadie educa en solitario.
Y por eso hago extensible esta
felicitación de la madre de mi alumna favorita a sus tutoras, al equipo de
orientación, especialista en audición y lenguaje, acompañante “sombra”,
profesorado del cole, dirección, AMPA, alumnado, sus compañeros de clase que
tanto le ayudaron y que tanto aprendieron con ella, personal de la cocina y
limpieza, agentes culturales que intervinieron a lo largo del curso; y, por
supuesto, al conserje del colegio, excelente conector de relaciones, haciéndole
broma constantemente, bisagra esencial para que las puertas del centro y del
alma se abran de par en par.
Y es que educa el contexto, la comunidad,
no sólo el profesorado. ¡A ver si nos damos cuenta!
1 comentario:
Felicitaciones por un artículo tan profundo, interesante y que toca tantos temas. La linea fundamental del artículo se puede sostener igual en muchos campos del conocimiento y el hacer humanos.
Así que enhorabuena.
Pero solo un añadido : Si bien es cierto que un niño se construyen de forma compleja y siempre formando parte de un grupo, hay 'otros' que no son un iguales, sino que su lugat pasa a ser insustituible. Que su presencia no pasa sin dejar marcas. Y esos 'otros' terminan siendo el núcleo de lo que somos y podemos llegar a ser.
Es el misterio del amor.
Un gran abrazo.
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